Dos destacados intelectuales se refieren al mundo del libro, a propósito de la FIL Quito 2020.
Simón Espinosa Cordero
En la primera mitad del siglo XV nació el libro. Hasta el siglo XXI, la humanidad y las ciencias progresaron sin límite. El libro ha sido hasta ahora la condición de tal avance. El libro está cediendo su misión a las redes y a la inteligencia artificial. Sin embargo, el libro será la referencia y la contraseña de todo el avance en el porvenir.
Jaime Durán Barba
Ray Bradbury escribió la novela Fahrenheit 451, cuyo título alude a la temperatura en que se queman los libros. Ray no tenía dinero para alquilar una oficina y comprarse una máquina de escribir. Paseando por el campus de la UCLA descubrió que en el subsuelo de la biblioteca había un salón en donde se podía alquilar una máquina de escribir por 10 centavos la media hora. Se mudó con una bolsa de moneditas de 10 centavos que sumaban 9,80 dólares con las que escribió en nueve días la primera versión del libro. Dice después: "¿Cómo pude escribir tantas palabras tan rápido? Gracias a la biblioteca. Todos mis amigos, los más queridos, estaban en los estantes arriba del subsuelo y gritaban, chillaban y vociferaban que fuera creativo. Así que corría escaleras arriba para encontrar libros y citas para incluir en mi novela. No pueden imaginar cuán emocionante fue escribir un libro sobre la quema de libros, en presencia de mis amados amigos en los estantes. Era la forma perfecta de ser creativo; ese es el efecto de la biblioteca”. Los libros son los amigos que nos acompañan, temidos por las mentes oscurantistas que odian la libertad y los han quemado a lo largo de la historia.
